En el año 38 D.C. un crucero vulcaniano clase D’Kyr procedió a
tele transportar a un grupo de exploración en una zona del Noroeste de
la península Ibérica, era un grupo de cuatro vulcanianos dirigidos por
el comandante Sant Gor, a causa de los efectos de una llamarada solar,
el transportador los materializo en medio de una asamblea comunal celta,
los lugareños al verlos salir de la nada los tomaron por una aparición
milagrosa. Sant Gor les dijo que eran seres venidos de lejos y que sus
intenciones eran pacíficas, inmediatamente los celtas los consideraron
santos y les agasajaron con arreglo a tal consideración. Los vulcanianos
recorrieron el país como peregrinos de una curiosa secta formada en
Palestina, al llegar a una ciudad romana llamada Cesaraugusta,
decidieron volver a tomar contacto con el crucero estelar, a tal efecto,
la comandante Pal’ Ar se transportó a tierra a comunicarles que el alto
mando Vulcano había decidido evacuarles, ante la aparición de naves
romulianas en el sector, a pesar de que el encuentro fue discreto, algún
lugareño debió observarlo y tal aparición se transformo en rito en
siglos posteriores como “Virgen del Pilar”.
Siglos más tarde, durante una batalla, la aparición en órbita baja de un crucero romuliano que escapaba a la persecución de varias aves de presa klingon, revitalizó el mito y entronizó la figura de “Santiago” en el panteón terrestre.
Siglos más tarde, durante una batalla, la aparición en órbita baja de un crucero romuliano que escapaba a la persecución de varias aves de presa klingon, revitalizó el mito y entronizó la figura de “Santiago” en el panteón terrestre.
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